¿Levanta la imagen del presidente Chaves el intento de quitarle la inmunidad?
El intento de levantarle la inmunidad al presidente Rodrigo Chaves no solo ha generado un nuevo episodio de tensión entre poderes, sino que, según diversos análisis, podría estar fortaleciendo su imagen ante la opinión pública.
La columnista Lucía Arias considera que el proceso, lejos de debilitarlo, “coloca al presidente en una posición de mártir frente a buena parte de la ciudadanía”. A su juicio, esta situación encaja perfectamente en la narrativa que Chaves ha construido desde el inicio de su mandato: la del mandatario que se enfrenta a “los mismos de siempre” y a un sistema político que, según él, no lo deja gobernar.
“Cuando distintos órganos del Estado convergen sobre su figura —la Corte, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Asamblea Legislativa—, una parte importante de la población no lo ve como el funcionamiento normal de la institucionalidad, sino como un frente coordinado contra un solo individuo. En el marco del populismo contemporáneo, eso es oro puro”, explicó Arias.
De acuerdo con la analista, este tipo de confrontaciones tiende a activar un fenómeno político conocido: cuando un líder es percibido como atacado desde múltiples frentes, su base se cierra con mayor fuerza en torno a él. En ese escenario, el debate público deja de girar en torno a los hechos concretos del caso y pasa a centrarse en una pregunta más emocional: “¿Lo van a dejar gobernar?”.
Para Arias, ese cambio de foco es clave. “El ciudadano promedio no va a leer resoluciones judiciales ni entender los detalles constitucionales. Lo que percibe es una imagen muy simple: varios órganos institucionales, lejanos y técnicos, intentando someter al presidente que les habla directamente y sin filtros”, comentó.
Esa percepción, añade, juega a favor de Chaves, quien ha logrado mantener un lenguaje cercano, coloquial y directo, contrastando con la formalidad de los procesos institucionales. “En la mente de muchos, él es el que representa la voz común frente a un sistema pesado, burocrático y poco querido”, sostuvo.
Arias también advierte que, en cualquier desenlace, el mandatario puede capitalizar la situación. “Si gana, lo narrará como una victoria épica frente a un sistema que intentó destruirlo. Si pierde, podrá presentarse como víctima de una persecución política”, explicó.
En cambio, señala, sus adversarios quedan en una posición más complicada: “Si no actúan, parecen complacientes; si actúan y fallan, son ineficaces; y si actúan y triunfan, pueden ser vistos no como garantes de la ley, sino como verdugos institucionales”.
El caso, más allá de su dimensión legal, ha abierto un debate sobre la relación entre las instituciones y la percepción ciudadana. En un contexto de creciente desconfianza hacia la política tradicional, la figura del “presidente sitiado” parece reforzar la identidad de Chaves como un outsider que desafía al sistema.
“Lo que vemos es que la política costarricense no solo se disputa en los tribunales o en la Asamblea, sino también en el terreno simbólico de quién es percibido como víctima o abusador de poder”, concluyó Arias.
De esa manera, el proceso para levantar la inmunidad presidencial, más que una amenaza directa a la estabilidad del Gobierno, podría estar alimentando la narrativa que ha sostenido al mandatario desde su llegada al poder: la del político que desafía a las élites y sobrevive a los intentos del sistema por frenarlo.


