Del aula a la red: psicóloga advierte evolución del bullying y explica términos en tendencia usados por los jóvenes
El bullying ya no se limita a los recreos escolares o a las aulas. Hoy, las agresiones han migrado a los entornos digitales, donde los jóvenes se enfrentan a nuevas y más peligrosas formas de acoso.
Así lo advierte la psicóloga Ingrid Naranjo, quien señala que es vital que las familias estén alertas y acompañen de cerca a sus hijos para evitar que caigan en estas dinámicas.
“Puede ser una burla o una chota, pero el bullying no es solo un conflicto: es intencional y repetitivo. No se trata de una etiqueta para una persona, sino de una acción que daña, humilla y maltrata, y que por tanto puede cambiar”, explicó Naranjo, al subrayar que quien ejerce esa violencia también puede transformar su comportamiento.
Naranjo advierte que en un caso de acoso escolar también existen otros roles:
• La víctima, quien recibe el maltrato.
• Cómplices solidarios, que defienden y protegen.
• Cómplices silenciosos, quienes ven, se ríen o permiten la acción sin intervenir.
“Podemos ser parte del bullying sin ser acosadores directos. Por eso es importante documentar y actuar para evitar que se repita”, recalcó la especialista.
Del recreo al celular: la era del cyberbullying
La psicóloga enfatiza que el acoso se ha trasladado a los dispositivos móviles, donde las formas de violencia han alcanzado un nivel más sofisticado y dañino. El cyberbullying afecta la salud emocional y puede tener consecuencias graves si no se detecta a tiempo.
Entre los principales términos están:
• Grooming: acoso sexual a menores en entornos digitales, considerado uno de los delitos más graves.
• Sexting: envío de fotos o mensajes sexuales, conocido anteriormente como “pack”.
• Sextorsión: chantaje con material íntimo que invade la privacidad.
• Stalking: acoso constante que genera miedo y ansiedad.
• Love bombing: muestras de cariño exageradas que buscan manipular emocionalmente.
• Troleo: provocación intencional que afecta el bienestar en línea.
• Roasting: burlas repetitivas que humillan y afectan la autoestima.
• Gaslighting: manipulación psicológica que hace dudar de la propia percepción.
• Hate: comentarios de odio que impactan la salud mental.
• Shipping: vincular a personas en relaciones sin consentimiento, generando presión y burlas.
• Flexear: presumir bienes materiales que provocan comparaciones y presión social.
• FOMO (Fear of Missing Out): miedo a perderse experiencias, intensificado por las redes sociales.
“Hoy pasamos de gritarnos o golpearnos en los recreos al cyberbullying, que puede ocurrir en cualquier momento del día. La responsabilidad de los padres es estar detrás de lo que los niños y niñas hacen en sus dispositivos móviles”, enfatizó Naranjo.
La especialista insiste en que la familia debe actuar de manera preventiva, enseñar a los jóvenes a no ser parte de estas acciones y reconocer que tanto la víctima como el agresor necesitan acompañamiento.
“Tenemos que reconocer que sí, podemos ser esa persona que daña, pero también que se puede cambiar. La violencia nunca debe normalizarse”, concluyó.